lunes, 28 de diciembre de 2009

the return of la granota

Después de semanas de overbooking de trabajo, molestias en la rodilla y gripe estomacal, hoy por fin he salido a correr con algo de fundamento. ¡Qué disfrute! ¡Me sentía tan bien! He empezado caminando rapidito y luego he ido mezclando trote suave en los desniveles moderados y bajadas, con caminata a ritmo ligero en las subidas.

Para celebrarlo, la tarde me regaló montañas entrelazadas por dedos de niebla, saludos de luz entre los árboles y una explosión roja de sol a la vera de la silueta del Teide. A veces, no podía evitar que una exclamación de asombro y felicidad saliera de mis pulmones y entonces los perrillos giraban la cabeza para mirarme y me reprendían: "Pero ciega, sorda, anósmica, si es así de precioso SIEMPRE!!!"

Me da rabia que me de rabia no llevar la cámara encima.

En total, 45 minutos. Estoy contenta.


domingo, 27 de diciembre de 2009

CROAC!!!

No somos nadie...



lunes, 21 de diciembre de 2009

Suite 84, para Pep.



Capítulo 84


Vagando por el Quai des Célestins piso unas hojas secas y cuando levanto una y la miro bien la veo llena de polvo de oro viejo, con por debajo unas tierras profundas como perfume musgoso que se me pega en la mano. Por todo eso traigo las hojas secas a mi pieza y las sujeto en la pantalla de una lámpara. Viene Ossip, se queda dos horas y ni siquiera mira la lámpara. Al otro día aparece Etienne, y todavía con la boina en la mano, Dis donc, c´est épatant, ça!, y levanta la lámpara, estudia las hojas, se entusiasma, Durero, las nervaduras, etcétera.

Una misma situación y dos versiones...Me quedo pensando en todas las hojas que no veré yo, el juntador de hojas secas, en tanta cosa que habrá en el aire y que no ven estos ojos, pobres murciélagos de novelas y cines y flores disecadas. Por todos lados habrá lámparas, habrá hojas que no veré.

Y así, de feuille en aiguille, pienso en esos estados excepcionales en que por un instante se adivinan las hojas y las lámparas invisibles, se las siente en un aire que está fuera del espacio. Es muy simple, toda exaltación o depresión me empuja a un estado propicio a

lo llamaré paravisiones

es decir (lo malo es eso, decirlo)

una aptitud instantánea para salirme, para de pronto desde fuera aprehenderme, o de dentro pero en otro plano,

como si yo fuera alguien que me está mirando

(mejor todavía –porque en realidad no me veo-: como alguien que me esta viviendo).

No dura nada, dos pasos en la calle, el tiempo de respirar profundamente (a veces al despertarse dura un poco más, pero entonces es fabuloso)

y en ese instante sé lo que soy porque estoy exactamente sabiendo lo que no soy (eso que ignoraré luego astutamente). Pero no hay palabras para una materia entre palabra y visión pura, como un bloque de evidencia. Imposible objetivar, precisar esa defectividad que aprehendí en el instante y que era clara ausencia o claro error o clara insuficiencia, pero

sin saber de qué, qué.

Otra manera de tratar de decirlo: Cuando es eso, ya no estoy mirando hacia el mundo, de mí a lo otro, sino que por un segundo soy el mundo, el plano de fuera, lo demás mirándome. Me veo como pueden verme los otros. Es inapreciable: por eso dura apenas. Mido mi defectividad, advierto todo lo que por ausencia o defecto no nos vemos nunca. Veo lo que no soy. Por ejemplo (esto lo armo de vuelta, pero sale de ahí): hay enormes zonas a las que no he llegado nunca, y lo que no se ha conocido es lo que no se es. Ansiedad por echar a correr, entrar en una casa, en esa tienda, saltar a un tren, devorar todo Jouhandeau, saber alemán, conocer Aurangabad...Ejemplos localizados y lamentables pero que pueden dar una idea (¿una idea?).

Otra manera de querer decirlo: Lo defecticvo se siente más como una pobreza intuitiva que como una mera falta de experiencia. Realmente no me aflige gran cosa no haber leído todo Jouhandeau, a lo sumo la melancolía de una vida demasiado corta para tantas bibliotecas, etc. La falta de experiencia es inevitable, si leo a Joyce estoy sacrificando automáticamente otro libro y viceversa, etc. La sensación de falta es más aguda en

Es un poco así: hay líneas de aire a los lados de tu cabeza, de tu mirada,

zonas de detención de tus ojos, tu olfato, tu gusto,

es decir que andás con tu límite por fuera

y más allá de ese límite no podés llegar cuando creés que has aprehendido plenamente cualquier cosa, la cosa lo mismo que un iceberg tiene un pedacito por fuera y te lo muestra, el resto enorme está mas allá de tu límite y así es como se hundió el Titanic. Heste Holiveira siempre con sus hejemplos.

Seamos serios. Ossip no vio las hojas secas en la lámpara simplemente porque su límite está más acá de lo que significaba esa lámpara. Etienne las vio perfectamente, pero en cambio su límite no le dejó ver que yo estaba amargo y sin saber qué hacer por lo de Pola. Ossip se dio inmediatamente cuenta, y me lo hizo notar. Así vamos todos.

Imagino al hombre como una ameba que tira seudópodos para alcanzar y envolver su alimento. Hay seudópodos largos y cortos, movimientos, rodeos. Un día eso se fija (lo que llaman la madurez, el hombre hecho y derecho). Por un lado alcanza lejos, por otro no ve una lámpara a dos pasos. Y ya no hay nada que hacer, como dicen los reos, uno es favorito de esto o aquello. En esta forma el tipo va viviendo bastante convencido de que no se le escapa nada interesante, hasta que un instantáneo corrimiento a un costado le muestra por un segundo, sin por desgracia darle tiempo asaber qué,

le muestra su parcelado ser, sus seudópodos irregulares,

la sospecha de que más allá, donde ahora veo el aire limpio,

o en esta indecisión, en la encrucijada de la opción,

yo mismo, en el resto de la realidad que ignoro

me estoy esperando inútilmente.

(Suite)

Individuos como Goethe no debieron abundar en experiencias de este tipo. Por aptitud o decisión (el genio es elegirse genial y acertar) están con los seudópodos tendidos al máximo en todas direcciones. Abarcan con un diámetro uniforme, su límite es su piel proyectada espiritualmente a enorme distancia. No parece que necesiten desear lo que empieza (o continúa) más allá de su enorme esfera. Por eso son clásicos, che.

A la ameba uso nostro lo desconocido se le acerca por todas partes. Puedo saber mucho o vivir mucho en un sentido dado, pero entonces lo otro se arrima por el lado de mis carencias y me rasca la cabeza con su uña fría. Lo malo es que me rasca cuando no me pica, y a la hora de la comezón –cuando quisiera conocer-, todo lo que me rodea está tan plantado, tan ubicado, tan completo y macizo y etiquetado, que llego a creer que soñaba, que estoy bien así, que me defiendo bastante y que no debo dejarme llevar por la imaginación.

(Ultima suite)

Se ha elogiado en exceso la imaginación. La pobre no puede ir un centímetro más allá del límite de los seudópodos. Hacia acá, gran variedad y vivacidad. Pero en el otro espacio, donde sopla el viento cósmico que Rilke sentía pasar sobre su cabeza, Dame Imagination no corre. Ho detto.


Rayuela. Julio Cortázar.


mi próximo destino de vacaciones



viernes, 18 de diciembre de 2009

¿De qué va esto?

Menahem Kahana / AFP

Pues eso

6 mentiras antitaurinas 6
Ignacio Escolar. 18 de diciembre. Público.


Por orden de aparición en cualquier discusión sobre lo poco apropiado que resulta definir como “fiesta nacional” a una bárbara tortura animal:

1. “Es una tradición”. Es una falacia clásica, también conocida como argumentum ad antiquitatem. Que algo sea antiguo no significa que sea bueno. La prostitución, la tortura o la esclavitud son tradiciones aún más viejas que la tauromaquia.

2. “Sin corridas, el toro de lidia se extinguiría”. Bastaría con que los ayuntamientos gastasen en reservas naturales una cuarta parte de lo que hoy emplean en subvencionar la tortura animal para evitar tal drama. El lince ibérico también está en peligro de extinción, y nadie defiende que la solución sea torearle.

3. “El toro no sufre”. Hay un veterinario, jaleado por el lobby taurino, que dice haberlo demostrado científicamente por medio de unos misteriosos microchips, que ha implantado en algunos toros. De momento, su importante descubrimiento sólo ha sido publicado por la prestigiosa revista científica 6 toros 6. Ya que su investigación está tan avanzada, le recomendaría que probase ahora con humanos. Si no encuentra voluntarios, cosa probable, que empiece él mismo con las banderillas.

4. “También se mata a los terneros”. Pero el ternero, según la ley, debe ser sacrificado con el menor dolor posible, y al toro se le tortura. En Catalunya, la ley de maltrato animal recoge a los toros de lidia como excepción. Si toreasen a una oveja, incurrirían en un delito penado con cárcel.

5. “Es una pelea de igual a igual entre el hombre y el toro”. ¿Igualada? No hay más que ver cómo suele quedar el marcador.

6. “Los que quieren prohibir los toros son independentistas catalanes, contrarios a la fiesta nacional”. Pues yo vivo en Madrid y nací en Torresandino, Burgos.

martes, 15 de diciembre de 2009

esta es mi ciudad


Me gusta mi ciudad. Llevo unos diez años viviendo aquí. Y como en toda relación amorosa, me saca muchas veces de quicio, con sus humedades y su falta de aparcamiento. Con los aires que se quiere dar de señora... Pero luego sabe reconquistarme. Juega al misterio conmigo, siempre me muestra un nuevo rincón, un nuevo personaje, una nueva anécdota.

Ayer me desveló un gran secreto. Yo que creía que básicamente la conocía, y resulta que bajo su fachada hay otro mundo. Tiene pasadizos aún por descubrir... Me entran ganas de ser la nueva indiana jones lagunera.




Fui a la presentación de un libro de investigación
acerca de un túnel que se descubrió por unas obras de peatonalización.
Es la nueva joyita sobre mi mesilla de noche.

domingo, 13 de diciembre de 2009

cuando las versiones superan al original :)


Espero que disfruten tanto como yo esta increíble versión del clásico de Queen:


sábado, 12 de diciembre de 2009

entre paréntesis


Estas últimas semanas han pasado entre paréntesis. No he tenido nada que me apeteciera contar.

Leído, visto, fotografiado... Me he limitado a voyeur.


viernes, 4 de diciembre de 2009

De Moscú a Irkutsk

Una novela de esas que te enganchan, como un cómic o una de aquellas pelis de las 4, donde los buenos son tan buenos y los malos tan malísimos. Pero a Julio Verne se le perdona la simplificación de la condición humana, pues lo compensa con una aventura tras otra, que no dejan descansar ni casi dormir al pobre Miguel Strogoff, empeñado en salvar el santo imperio de Las Rusias de la traición de los tártaros super villanos.




























(La ruta del muchacho, que deja corto cualquier ultra maratón actual)


Pero lo que más me ha sorprendido de la historia es cómo pudo Julio Verne escribir un tratado tan detallado de geografía de 5.523 kilómetros, sin tener Google Earth. Porque a mí, con Google Earth y todo, me ha costado seguir la ruta... pero me he quedado boquiabierta cuando he localizado desiertos, pantanos, estuarios y ciudades casi tal cual él las describió.


Verne contaba con unos mapas muy sencillos (que por cierto, están todos los de sus libros de viajes en esta joyita de página). Unos mapas muy sencillos y una gran intuición, además de buenas amistades... entre las que parece que se encontraba algún viajero siberiano.


Los antiguos países soviéticos han cambiado tanto desde la época en que transcurre la novela... Con puentes como éste ya no es necesario cruzar los ríos con arrojo strogoffiano:















(Puente sobre el Yenisey. Foto de Dmitri Antipov en Google Earth.)




Pero debe de seguir teniendo el mismo mérito de entonces cruzar los pantanos de La Baraba:



























(Foto de Google Earth)





Claro que Strogoff se enfrentó a tormentas, osos, ríos caudalosos y traidores sin escrúpulos, pero al menos no tuvo que pasar de puntillas por sitios como éste:
























(Cerca de Tomsk. Foto de Greentomsk, en Google Earth)



¡Qué maravillas hubiera hecho Julio Verne con internet en casa!