jueves, 15 de noviembre de 2007
La felicidad (II)
Mi padre daba clases para adultos cuando yo era una niña. Recuerdo muchas tardes ir a esperarlo a la salida con mi madre. Y pedirle siempre que me dejara entrar a aquella alucinante cueva de los tesoros que era la pequeña habitación donde se guardaba el material escolar. Estanterías repletas de libretas de tapas color tejano, con ese olor a papel sin estrenar, lápices amarillos y negros, gomas de borrar con aroma de nata, sacapuntas metálicos cuya hojilla daba calambre en la lengua... Yo entraba en recogimiento, con el respetuoso silencio con el que se debe entrar a estos templos místicos de la humanidad. Alguna vez, mi padre me dejó llevarme una libreta.
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14 comentarios:
Me gusta el nuevo diseño. ¿Cuál de las tres "granotas" eres tú?
Porque siempre nos han vuelto locos estos cuartos?
Siempre recordare cuando tenía unos 7 u 8 años, el día en que la profesora me envió a buscar un lápiz y no pude evitar coger un sacapuntas y meterlo en el bolsillo del babero..claro que más tarde se descubrió..
Por cierto, muy chulo el nuevo diseño!!
Bernardo, soy las tres. La de la izquierda, que se hace la que no ve, pero entreabre sus deditos para no perderse detalle. La del centro, atusándose el pelo (cuando las ranas crien pelo). Y la de la derecha, que siempre se arrepiente de decir algo justo cuando ya lo ha dicho.
Rosa, cuéntanos la historia.A mí también me gusta mi nuevo look. Gracias.
Mientras tanto, yo contaré la mía. Hice la mili en las oficinas del SAR, en el 80X Escuadrón (la X es para que no se me pueda identificar porque hay varios). Cada cierto tiempo tenía que ir, vale firmado por el Tte. Coronel en mano, a buscar material de oficina al almacén de Abastecimientos. Allí había de todo. E imagino que los soldados destinados allí se llevaban lo que querían porque a mí y a mi compañero nos dejaban hacer lo mismo. Yo flipaba. Ha pasado un cuarto de siglo y todavía conservo bolígrafos, rotuladores, lápices de colores, carpetas... Pero no recuerdo que hubiera cuadernos.
Qué cambio tan genial!!!!!!!!...me gusta mucho Granota!!!
Ays el olor a hojas de libro...puf...qué perdición...yo hubiese empezado curso cada día solo por ese olor...
(aún hoy en mis clases de solfeo, lo disfruto enormemente).
Besitos.
... mira ... tú sí que has ejecutado ... en kuantike tenga un rato largo para enterarme ... a ver si ejecuto ... que ya va siendo hora ... aver si me queda tan bien como a tí ...
salud ...
La felicidad no existe, pero toma el traje del recuerdo en imágenes y olores que nos transportan a momentos alegres (no felices).
Bonito... saludos.
La felicidad. La cotidianidad de la sencillez, lo que se disfruta sin exclamar, sólo gozar, forma parte de nuestra conciencia histórica y de la continuidad por tratar de ser feliz.
Noto un cambio en la estética de tu blog, bien, le favorece.
Saludos, Monique.
Me sumo a la sonrisas por el atractivo "niulook" de tú blog...
( me encanta... :-)))
y además... tus letras de hoy.. diferentes...poéticas ...evocadoras... un regalazo para esta alma cansada de un largo viaje... :-)))
Un beso... ( y gracias... )
Estupenda nueva imagen.
¿Significa que hay "otros" cambios también?
A mí me encantaba el olor de las gomas de borrar.
Slds.
a mi me encantaban los cuartos llenos de libros viejos, aún conservo unas cuantas revistas que encontré una vez en el desván de mi abuela, El mundo cientifico, las conservo como un tesoro, muy muy curiosas y los anuncios ya ni te cuento, te partes.
bikiños
bueno se me olvidaba mencionar son revistas de finales del s XIX y principios del s XX
Se de lo que hablas, también sentí y aun siento, un gran respeto por esos templos misticos, cuevas de los tesoros del material escolar. Besitos ranita
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