martes, 8 de enero de 2008

¡Papi, cómprame un Kalashnikov!

El viernes aluciné con el documental de Sistiaga en Canal 4 sobre la afición a las armas en la América Profunda. Ya conocía el tema, pero me volvió a poner los pelos de punta esa idolatración de las armas, esa visión romántica del mundo del ejército, de la guerra, esa peculiar concepción de la libertad: defendamos que podemos tener armas libremente, pero si te fumas un porro eres un delincuente, censuremos la peli donde dos vaqueros se besan…

El documental estaba plagado de frases lapidarias, pero resaltaría dos:

“¿Que en España están prohibidas las armas? ¿Y cómo se divierten?”

“El Vietnam fue divertido, todo el tiempo pegando tiros, te daban la munición y, encima, cobrabas a fin de mes.”

Se veía a padres que llevaban a sus hijos a jugar a disparar, con armas reales. Los adultos sosteniendo a los niños para que, con la fuerza del disparo, no cayeran hacia atrás.

Yo sé que personas con ese tipo de aficiones (y aún mucho peores) hay en todos lados, pero ¿Hasta que punto son una minoría perdida en lo más recóndito de Estados Unidos? Me dan miedo. ¿Debería comprarme un arma para defenderme de ellos?

Por otro lado, el enfoque de Sistiaga no me gustó. Lo que se veía era lo suficientemente fuerte para poder ahorrarse sus comentarios sarcásticos sobre el asunto. Está claro que su trayectoria vital le ha marcado, que no es equidistante y objetivo en esto, pero me pareció poco profesional cierto tipo de comentarios irónicos, sobre, por ejemplo, el nivel intelectual de aquellas personas.

Este reportaje me ha hecho pensar: ¿Qué pasaría en España si las armas estuvieran permitidas? Me da la impresión de que podría haber un boom. Muchas personas aquí también tienen esa extraña (¿o normal?) fascinación por algo que nos hace más fuertes, ¿más valientes?, alimentada por tantas películas de vaqueros, de polis, de guerra… Incluso también puede que basada en algo más profundo, más animal, ¿en ser el más poderoso de la manada?

Mañana del día de reyes. En la huerta encima de mi casa un chiquillo no deja de practicar con su nueva escopeta de balines.

14 comentarios:

bjosemora dijo...

Aquí un fragmento del artículo "La ética desde el cañón de un arma de fuego: lo que el portar armas enseña sobre la vida buena", de Eric S. Raymond
http://www.liberalismo.org/articulo/376/53/

Los Fundadores habían sido
revolucionarios armados con éxito. Cada uno de ellos había confrontado repetidas opciones de vida o muerte, con serio conocimiento de las consecuencias del fracaso. Quisieron que el pueblo de su nación recién nacida cultivase siempre esa clase de madurez ética, el vivo sentido de la responsabilidad moral individual que ellos habían aprendido personalmente del uso de fuerza letal en defensa de su libertad.
En consecuencia, se prohibieron las armas de fuego solamente a aquellos a quienes se pretendía mantener impotentes e infantilizados. Las prohibiciones de armas en los Estados Unidos tienen sus orígenes en la legislación racista diseñada para desarmar a los esclavos y libertos negros. La fraseología de esa legislación recompensa el estudio; se diseñó no sólo para denegar a los negros el poder político de las armas, sino para impedirles aspirar a la dignidad de hombres libres.
(...)
Y es aquí donde la ética y la psicología nos traen de vuelta al portar armas. Pues la causalidad fluye aquí en ambos sentidos; la dignidad de un hombre libre es lo que le hace éticamente competente para portar armas, y el acto de portar armas promueve (enseñando sus duras y sutiles lecciones) las cualidades interiores que componen la dignidad de un hombre libre.

No siempre es así, por supuesto. Hay un 3% o así de psicóticos, drogadictos y desviados criminales que son incapaces de alcanzar la dignidad de hombres libres. Las armas en manos de estos tales no promueven la virtud, sino que son meros instrumentos de tragedia y destrucción. Pero también lo son los automóviles. Y los cuchillos de cocina. Y los ladrillos. Los éticamente incompetentes encuentran fácilmente (y efectivamente) otros medios para destruir y aterrorizar cuando se les deniegan armas. Y, cuando las armas civiles están prohibidas, encuentran más fácilmente víctimas indefensas.

la granota dijo...

Pues fíjate qué curioso que no había ningún negro entre ellos.

bjosemora dijo...

Y más
"Ética y moral de la libertad de armas", por José Carlos Rodríguez
http://www.liberalismo.org/articulo/130/53/
Por otro lado, la libertad de armas tiene un alcance mayor que el de la lucha contra el crimen y que deriva del hecho de suponer un medio eficaz contra la tiranía. Esta idea ha sido expuesta por los pensadores más diversos. Muchos autores se han percatado de que una república no podría durar sin una ciudadanía armada. Podemos citar a Aristóteles4, Cicerón, Maquiavelo, el Padre Mariana, Montesquieu, Beccaría, John Locke, Sydney… Miremos como ejemplo a lo que pensaban los Padres Fundadores de Estados Unidos, los que crearon la Constitución que ha sido, seguramente, la mayor fuente de libertad de la historia. Patrick Henry afirmó: "guárdese con celosa atención la libertad pública. Sospéchese de quien se acerque a esta joya. Desafortunadamente, nada podrá preservarla sino la fuerza más descarada. Si abandonas esa fuerza, estás arruinado… El verdadero objetivo es que todo hombre esté armado… Que cualquiera que sea capaz, posea un arma". El modelo de Thomas Jefferson para la Constitución de Virginia (que en su versión definitiva recoge la primera y mejor Declaración de los Derechos del Hombre) rezaba: "A ningún hombre se le privará del uso de las armas en su territorio o en su hogar". John Adams habló a favor de las "armas en manos de los ciudadanos, para que sean utilizadas a la discreción… en la autodefensa privada". La libertad de armas es sostén de otras libertades. De ahí la lucha contra su uso.
Los liberticidas también se han dado cuenta de la relación entre la libertad de armas y el resto de libertades. Un conspicuo defensor del control de armas, Adolf Hitler, afirmó prudentemente que "El error más tonto que podríamos cometer sería permitir a las razas sometidas la posesión de armas. La historia demuestra que todos los conquistadores que han permitido a las razas sometidas la tenencia de armas estaban preparando su caída al hacerlo. De hecho, iría tan lejos como para afirmar que proveer de armas a los perdedores es condición sine qua non para el derrocamiento de toda soberanía".

Que conste que yo (BJM) ni quito ni pongo, me limito a poner al alcance de los lectores de este blog los razonamientos que utilizan los defensores de la libertad de armas.

Syl dijo...

Odio las armas!!

yo también vi el documental y tampoco me gustó que comentara lo incomentable...pero la morbosidad es comercial en España...

besitos.

Ps: por cierto...acabo de leer tus motivos para decir "no al maratón"...y aunque te respeto y te entiendo...no puedo evitar decirte que me da mucha penita que no vengas y así poder conocerte.

bjosemora dijo...

Aquí habla -también- del caso ese de los negros
http://sobrelalinea.blogspot.com/2008/01/sistiaga-y-sus-falacias.html

Furacán dijo...

Pues por mucho que lo intenten razonar para mi lo de las armas no es más que un reflejo del miedo de un individuo o de una sociedad.

Vic dijo...

La historia de los USA es cruel desde el principio. Allá no se fueron los que vivían bien aquí.
No tener un arma hubiese significado morir, sin más.
no sé qué sentido tiene hoy en día. Pero allí la policía sí que va a saco.

David Rodriguez Roures dijo...

no me puedo imaginar una España en la cual todos tuviéramos armas,prefiero que siga así.
Cuando fui a New York a correr la maraton el guia argentino nos comentaba que fue al cine con un amigo americano y en una escena de mucha violencia el le tapo la vista a su hija y el americano no,y en otra escena en la que salia una teta el americano le tapo la vista a su hijo.
Un saludo

Imagine Photographers dijo...

Buen post para reflexionar sobre esa gente, no me considero un "anti" pero no soporto la utilización de las armas y todabía menos enseñar a los niños a sacar la adrenalina con ellas, no es extraño que se conviertan en sicopatas potenciales pero lo que mas me fastidia es que exporten su cultura con la TV cine etc. y seamos tan incautos en tragarnos todo lo que nos hechan.
Besos

Pep dijo...

No country for old men ... es una peli ... no sé si se ha estrenado (creo que no) ... pero el actor protagonista (un asesino en serie) ... ha manifestado, que se ha inspirado en Bush para meterse en el papel ...

sandman65 dijo...

¿qué es lo que pasaría en España...?, en mi opinión, simple y llanamente habría más muertos. Así de simple, llegado el momento de sacar lo peor de nosotros mismos si hay más facilidad = más muertos y heridos.
Aunque sea muy macabro decirlo el meter una navaja en el cuerpo de otra persona o degollarla es infinitamente más "dificil" que apretar un gatillo y que salga una ráfaga.
De todas formas en España hay muchas armas, cualquiera puede tener acceso a una escopeta repetidora del calibre doce y eso...hace bastante daño cuando te alcanza.

bjosemora dijo...

Artículo de Pablo Molina
http://findesemana.libertaddigital.com/articulo.php/1276234182
con un párrafo interesante

"El documental ofreció también abundantes muestras de la objetividad de Sistiaga, como cuando dio cancha a partidarios del nazismo o del Ku Kux Klan. Por cierto, el KKK fue una de las organizaciones que más se significó en la lucha contra la libre posesión de armas de fuego, porque ese derecho incluía a la población negra, a la que los klanmen necesitaban desarmada para poder masacrarla en sus fiestas racistas con mayor facilidad. O sea, Sistiaga, que los de la capucha blanca también son de tu bando. Se siente."

Conciencia Personal dijo...

En esa América Profunda las armas no escatiman sexos, razas, ideología...en lugar de ellas, disparemos amor, concientización, fotografía...quizá el mundo fuera diferente...

Abrazo no armado, Monique.

bjosemora dijo...

“Este año marcará un hito en la historia. Por primera vez una nación civilizada tiene un completo registro de las armas. Nuestras calles serán seguras, nuestra policía más eficiente y el mundo seguirá nuestro liderazgo en el futuro”.
Discurso de Adolf Hitler en 1935