Cae la noche sobre la bahía. Los colores del atardecer pintan las paredes, ponen nuevas ventanas, levantan los muros caídos, renuevan cúpulas y fachadas, disimulan comisarios políticos y niñas jineteras.
El sol del trópico se oculta tan rápidamente que apenas da tiempo de asimilarlo. Apenas de darme cuenta de lo extraño del momento: una fortaleza que lleva siglos impidiendo la entrada a la ciudad dispara ahora su cañón como atracción turística, como señal de bienvenida a tiempos de cambio.
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8 comentarios:
Venga, haznos un bis con más fotos.
...aplaude un poco más...
me queda un último post...
"post-epílogo"
Que bonito!
Besicos
vaya, iba decir que esta serie no podía tener mejor final pero si dices que va haber un último post me reservo el comentario. Me ha encantado.
Espléndidas!!! Plas, Plas, Plas. Ni que decir del viaje. Qué mal tú vives mamita!!!
Saludos
Bienvenida!!
Esto es una auténtica maravilla. O una maravilla auténtica :)
Envidia me das:)
Hoy, las palabras sobran, doy paso a la contemplación, hermosas fotos convertidas en poema.
Monique.
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